Volvió a casa y derrotó 82-78 a Pergamino Básquet. Los hinchas disfrutaron antes, durante y después del regreso al “José Martínez”. Y el equipo sacó adelante con más empuje que juego un partido que se le había complicado mucho.
Por Sebastián Arana
El regreso a casa de Quilmes lo tuvo todo. Alegría y color en las tribunas. Más un triunfo sufrido y muy valioso en la pelea de abajo sobre Pergamino Básquet, por 82-78, por la Liga Argentina de Básquet.
El hincha quilmeño vivió una fiesta. El ahora Microestadio Centenario “José Martínez” estuvo prácticamente lleno desde una hora antes del comienzo del partido. Y no faltó nadie a la cita. En un palco, todos los expresidentes, juntos, siguieron el partido. También estuvieron la gran mayoría de aquellos integrantes de los primeros equipos quilmeños en la Liga que viven en Mar del Plata. Desde Oscar Sánchez –se retiró antes por compromisos asumidos con anterioridad- y Eduardo Dominé –cuyo hijo jugó algunos minutos del partido-, los símbolos de esos primeros años, al propio Luis Fernández, hoy DT del equipo, pasando por César Rodríguez y Adrián Martínez, por ejemplo. Y también el gran “Chupino” Edgardo Martínez, el hombre que más títulos consiguió con el club en la AMB, hijo del propio José Martínez. Hasta Néstor Gambini, como otrora, anunció la entrada en escena de los jugadores locales.
Se jugó con mucho clima. Con mucho color y alegría. La gente ahí cerca. El aliento atronador que no permite seguir una conversación durante el partido sin acercar el oído al interlocutor. La explosión después de un gol a favor. Y el propio calor que generan tantos cuerpos cerca unos de otros, que obligó a abrir las puertas para que entre un poco de aire. Como en los viejos tiempos.
También, claro, hubo un partido. Y la mística, por sí sola, nada soluciona como por arte de magia. Quilmes transitó por esos cuarenta minutos con fervor. Pero con esporádicos pasajes de buen juego. Apenas los tres minutos iniciales del primer cuarto en los que corrió y metió la bola de tres puntos (dos de Fernández y uno de Giménez) para ilusionarse con un 11-2. Y el pasaje final del primer tiempo en el que Luis Cequeira desequilibró a la defensa rival, anotó seguido y estiró la luz a 45-37 a la hora de ir al entretiempo.
En el resto de la pulseada, Quilmes remó en dulce de leche. Chocó bastante, tuvo marcados problemas para atacar, sufrió para contener los tiros perimetrales de Gobetti y Levato y también cuando Pergamino Básquet se decidió a que Jeffrey Merchant interviniera en el juego en cada uno de sus ataques. El mejor fue un jugador de rol como Tomás Verbauwede. Y el equipo también tuvo algo de mala fortuna. Cuando llevaba una decena de puntos en el tercer parcial, lo complicó mucho la cuarta falta personal de Cequeira.
El equipo de Daniel Maffei aprovechó la salida del líder para limar paulatinamente la desventaja. Para colmo, Junior, cuando regresó para enderezar el rumbo, sufrió un golpe en una rodilla que lo sacó más minutos del juego. Con Merchant muy participativo y los tiros exteriores, la visita llegó al frente al minuto y medio final.
Cuando parecía caerse la estantería, un triple salvador de Ecker desde una esquina revivió al equipo de Luis Fernández, que luego metió un par de buenas defensas que le permitieron retomar la situación de ventaja. Y finalmente no falló desde la línea para asegurar un triunfo que anoche no podía escapársele.
Quilmes 82
L. Cequeira 16, L. Fernández 22, E. Giménez 6, A. Ecker 11 y R. Acuña 0 (FI); J. Ruiz 10, T. Verbauwede 17, M. Dominé 0, G. Sala 0 y L. Luna 0. DT: Luis Fernández.
Pergamino Básquet 78
J. M. Bello 8, F. Gobetti 19, B. Levato 14, J. Merchant 14 (x) y J. Zesati 9 (FI); L. González 10, S. Mazza 0, F. Heck 4 (x) y B. Marconato 0. DT: Daniel Maffei.
Estadio: Microestadio Centenario “José Martínez”.
Árbitros: Javier Mendoza y José Luis Lugli.
Parciales: 20-18, 45-37 y 58-54.
Habilitación provisoria
Anoche se supo que la habilitación que la AdC le dio al remozado escenario quilmeño fue provisoria. Este partido con Pergamino Básquet fue una prueba para ver cómo funciona todo. Hay detalles para mejorar. El sonido de la bocina, los tensores de los aros, la visibilidad de los relojes de veinticuatro segundos y otras cuestiones. Los dirigentes quilmeños confían en cumplir con todos los pedidos de la AdC para poder jugar en casa el partido del 9 de febrero ante Atlético Pilar. Pero ya saben que deberán volver al Polideportivo este jueves en ocasión del partido ante Racing de Chivilcoy y sí o sí cuando se reciba a Racing de Avellaneda el 12 de febrero. En principio, de todo lo que le resta en casa de serie regular, el compromiso inicial de la AdC con los directivos “tricolores” fue el de habilitarles la cancha por cuatro partidos. Se verá si luego se puede ampliar.